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lunes, 28 de septiembre de 2009
Pagos por Telefonía móvil
En el seminario del pasado viernes 25 de septiembre, uno de los temas que se trataron fue una experiencia real de sistemas de pagos con teléfono con el uso de us sistema RFID.
Los teléfonos celulares, una vez los juguetes de los yuppies ricos, han evolucionado en muy pocos años para convertirse en los instrumentos de la potenciación económica para las poblaciones más pobres del mundo. Estos teléfonos compensan por una infraestructura inadecuada al permitir que la información se mueva en forma más libre, al lograr que los mercados sean más eficientes y al desencadenar el emprendimiento. Todo esto tiene un impacto directo en el crecimiento económico: 10 teléfonos extras por cada 100 personas en un típico país en vías de desarrollo impulsa el crecimiento del PIB en 0,8 puntos porcentuales, de acuerdo al Banco Mundial.
Hay más de 4 mil millones de aparatos en uso ahora en todo el mundo, tres cuartas partes de ellos en el mundo en vías de desarrollo. Incluso en África, cuatro de cada 10 personas ahora tienen un celular.
Puesto que tales teléfonos ahora son tan comunes, se vislumbra una nueva oportunidad: el dinero móvil, el cual permite que el efectivo viaje tan rápidamente como un mensaje de texto. A través del mundo en desarrollo, el negocio de la esquina es donde la gente compra las tarjetas para llenar su crédito de llamadas. Los servicios de dinero móvil permiten que estos pequeños comerciantes minoristas actúen en forma muy similar a las sucursales bancarias. Ellos pueden tomar su efectivo, y (al enviar un tipo especial de mensaje de texto) abonarlo a su cuenta de dinero móvil. Puede entonces transferir dinero a otros usuarios, quienes pueden retirarlo al acudir a su propio negocio local. Incluso puede enviar dinero a personas que no sean usuarios registrados.
Lejos el ejemplo más exitoso de dinero móvil es M-PESA, que lanzó en 2007 Safaricom de Kenia. Ahora tiene casi siete millones de usuarios, lo que no está mal para un país de 38 millones de habitantes, de quienes 18,3 millones tienen teléfonos móviles. M-PESA se volvió popular primero porque era la forma en que los emigrantes urbanos jóvenes enviaban dinero a su familia en el campo.
Ahora se utiliza para pagar todo. Programas similares son populares en Filipinas y Sudáfrica.
Extender el dinero móvil a otros países pobres, especialmente en África y Asia, tendría un enorme impacto. Es una forma más rápida, más económica y segura de transferir dinero que las alternativas, tal como las transferencias costosas, lentas a través de los bancos y oficinas de correos, o entregar un sobre con dinero a un chofer de bus.
Los ingresos de las familias kenianas que utilizan el M-PESA han aumentado de un 5 a un 30% desde que empezaron con la banca móvil, de acuerdo a un estudio reciente.
El dinero móvil también proporciona un escalón hacia los servicios financieros formales para los miles de millones de personas que no tienen acceso a las cuentas de ahorro, al crédito y a los seguros. Aunque por razones de regulación las cuentas M-PESA no pagan interés, algunas personas utilizan el servicio como una cuenta de ahorro.
La innovación financiera tiene una mala reputación en este momento, porque los derivados exóticos fueron una de las causas de la crisis. Pero el dinero móvil y otras nuevas ideas que podrían ayudar a los pobres proporcionan un útil recordatorio de que la innovación financiera en sí no es siempre algo malo.
En vista de todos sus beneficios, ¿por qué no está más difundido el dinero móvil? Su avance ha sido impedido por los bancos, los cuales temen que los operadores móviles se coman su almuerzo, y por los reguladores, quienes están preocupados de que los estafadores y lavadores de dinero abusen de tales planes.
En África, algo nuevo
Sin embargo, en los últimos meses ha habido algunas señales más optimistas. La historia de éxito de Kenia ha demostrado el potencial del dinero móvil, y sus beneficios se están empezando a apreciar más ampliamente. Algunos reguladores más iluminados ya no están insistiendo en que estos servicios cumplan las rígidas reglas que se exigen a la banca formal. Algunos bancos, mientras tanto, han llegado a ver el dinero móvil no como una amenaza, sino como una oportunidad, y están trabajando en equipo con los operadores. Y las compañías telefónicas han estudiado estrechamente el caso de Kenia para aprender cómo establecer y comercializar un plan exitoso de dinero móvil.
Los bancos y los reguladores en otras partes deberían tomar nota. En vez de hacer presión en contra de este sistema, deberían verlo como una gran posibilidad de explotar las vastas redes minoristas de las empresas de telecomunicaciones y de que las marcas poderosas lleguen a nuevos clientes. Las asociaciones entre los bancos y los operadores contribuirán a tranquilizar a los reguladores. Pero ellos también tienen que estar preparados para ser más flexibles. Las personas que quieren contratar servicios de dinero móvil, por ejemplo, no deberían tener que salvar un obstáculo tras otro para abrir una cuenta bancaria.
La preocupación por el lavado de dinero se puede abordar mediante la imposición de límites (habitualmente US$ 100) al tamaño de las transacciones de tal dinero y al saldo máximo. El dinero móvil presenta una oportunidad brillante para iniciar una segunda ola de desarrollo relacionado con la telefonía móvil en el mundo subdesarrollado. Los operadores, bancos y reguladores deberían aprovecharla.
10 teléfonos extras por cada 100 personas en un típico país en vías de desarrollo impulsa el crecimiento del PIB en 0,8 puntos porcentuales, de acuerdo al Banco Mundial
Fuente: El Mercurio
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