Estamos algo perdidos, creemos que la protección de datos sólo deben centrarse en el sector financiero, la importancia de los boletines comerciales en el quehacer diario es lo que nos lleva a la confusión. Pero en realidad nuestros datos están en permanente uso en diversos campos, tales como en temas laborales, educación, salud, en fin permanentemente circulan y terceros tienen acceso a ellos sin que exista una correcta autoridad de control hacia la que podamos dirigirnos.
Lo anterior nos obliga a tomar decisiones como país, ya que debemos avanzar hacia un modelo único de protección de datos pero que no responsa a parches ni a proyectos con deficiente técnica legislativa. Nuestros legisladores deben entender que debemos avanzar hacia un país que reconozca y valore la autodeterminación informativa, donde existe un organismos de control empoderados y con facultades suficientes de control, que emita pronunciamiento y le exija tanto a organismos públicos como privados el que se tomen cursos de acción y de responsabilidad en el uso y protección de los datos de los ciudadanos.
Este proceso no será fácil y deberemos enfrentar diversos desafíos, tanto como ciudadanos y como dueños de nuestros datos, la sociedad civilmente organizada debe hacer saber cuáles son las restricciones que debe fijar el Congreso para que se legisle en beneficio de las personas y no de intereses particulares.
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