Cada vez más nos encontramos con que las tecnologías se transforman en una herramienta de apoyo para nuestro díario vivir. Si, porque nos encontramos con que nuestra información puede estar almacenada en un refrigerador que envía información de lo qué hay disponibles, en los acceso de los videojuegos, en fin, una gran cantidad de aparatos recopilan nuestra información y que es almacenada por empresas a través de sus sistemas de recopilación de datos. El tema aquí es qué hacen las empresas con toda esa información, cómo capturan esos datos, cuán vulnerables es ese software que recibe información o que la envía.
Permanentemente estamos diciendo el valor que tienen los datos en la empresa de hoy, es ese un objetivo incluso de muchos expertos que buscan levantar esos datos y realizar transacciones para hacerlos circular en el mundo de internet, la información hoy vale y se vende por volumen. Las empresas recopilan esos datos sobre los usuarios, los Estados buscan mecanismos de protección a los ciudadanos pero con tiempos de respuestas que no responden a las necesidades del siglo XXI. Muchos de estos equipos tienen información almacenada qué ocurre cuando se dan de baja, quién responde por la información que tienen guardad incluso con la información que remiten a las empresas. El desafío de avanzar hacia mecanismos de regulación del uso de esos datos, que son incorporados en procesos de minería de datos, es un tema que debe estar en toda agenda digital y en la protección de las garantías constitucionales.
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