Ayer domingo he leido como los Conservadores de Bienes Raíces requieren subirse al carro de la modernidad. La necesidad de tener acceso a los servicios que prestan a través de internet es una creciente necesidad y también un mecanismo para disminuir los tiempos de espera.
Este tema ha salido a la luz pública luego que el Conservador de Bienes Raíces de Santiago presentara su nueva página web, la que permite, por ejemplo, pedir certificados y seguir el estado de un trámite a través de internet. Una muestra de avance y mejoría que reconocen todos.
Sin embargo, la situación de los conservadores a nivel nacional es completamente desigual. Cada uno atiende a su pinta, desde el punto de vista de la calidad de servicio al cliente. En algunas ciudades de Chile los conservadores ni siguiera tienen correo electrónico.
Un estudio de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) publicó en 2004. estimó que la burocracia de los CBR representaba un costo promedio de 0,5% de la inversión. También señala la excesiva demora de ciertos trámites, hasta 26 días cuando lo óptimo podrían ser nueve.
Frente a este nuevo escenario debemos tomar en consideración dos elementos, por un lado el elemento tecnológico pero también la necesidad de capacitar al recurso humano y directivo sobre el uso de la tecnología y el valor agregado que puede dar su servicio.
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