Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están modificando los mecanismos utilizados por distintas comunidades para comunicarse entre sí. Si tratamos de comunidades académicas o científicas hay que hablar, actualmente, de archivos abiertos o del movimiento Open Access.
Partiendo del principio del acceso abierto al conocimiento, los científicos son conscientes de que los actuales sistemas de publicación y comunicación de sus trabajos son cada vez más elitistas y, por ello, excluyentes.En este marco encontramos, a principios de los años noventa, las primeras iniciativas para crear depósitos abiertos de documentos especializados con el fin de facilitar el acceso a contenidos, hasta el momento disponibles sólo para los que los pudiesen pagar. Desde entonces, los principios que rigen el movimiento han evolucionado.
Actualmente son ya las propias instituciones académicas las que apoyan la creación de estos archivos de documentos con el fin de proteger los derechos sobre sus actividades, a la vez que facilitan la transferencia de conocimientos en la Red. Si bien se trata de sistemas que no responden a los métodos tradicionales de evaluación de resultados, como puede ser la revisión por pares, su uso es cada vez más habitual, hasta el extremo de que sus contenidos son a menudo más citados, y por tanto utilizados, que los que se pueden encontrar en las tradicionales revistas científicas. Lejos de sustituirlas, se perciben como complementos a los mecanismos de validación de la ciencia establecidos, ofreciendo entornos más ágiles, accesibles y no tan rígidos.
Fuente: UOC
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