Varios serán los cambio que se encuentra preparando la nueva administración para hacer frente en la caída en algunos indicadores, dentro de ellos, el que más ha llamado la atención ha sido la baja en los indicadores de penetración de internet de EE.UU en el ranking de la OECD. La nueva administración está preparando cambios en la Federal Communications Commission, FCC, empenzando por su máximo responsable, el Republicano Kevin Martin.
Para el profesor Enrique Dans la caída descansa en 2 factores:
En primer lugar, lo que ocurre en un país cuando el máximo responsable del órgano regulador de las telecomunicaciones resulta tener un evidente y fortísimo sesgo hacia los intereses de las compañías de telecomunicaciones, como todos los analistas afirman que fue el caso con Kevin Martin (una de las razones por las cuales es actualmente investigado por una comisión del Congreso). Lo que ocurre, sencillamente, es que el país no avanza. Muchos consideran en gran medida responsable a Kevin Martin de la caída de Estados Unidos en las estadísticas de banda ancha a nivel mundial desde el puesto 4º hasta el 15º. La cuestión es evidente: si se da libertad a las telcos, se termina en un escenario restrictivo y de escaso progreso, lo que indica que el progreso en banda ancha se ha convertido en algo demasiado importante como para dejarlo en manos de las telcos. Y se convierte, seguramente, en el mayor condicionante para la imperiosa necesidad del cambio en la FCC de cara a cumplir los ambiciosos planes de la Administración Obama en este sentido.
En segundo lugar, que llama la atención que una de las últimas decisiones de Kevin Martin al mando de la FCC haya sido anunciar que para conseguir un mayor apoyo a la idea de los white spaces (la desregulación de zonas del espectro liberadas por el apagón analógico del próximo Febrero para la construcción de una red gratuita de ámbito nacional, aprobada finalmente el pasado 4 de Noviembre), abandonará la idea del filtrado: en principio, la construcción de dicha red estaba condicionada al filtrado de sus contenidos para eliminar de ellos la pornografía, algo que, lógicamente, encendió las iras de las organizaciones de consumidores, preocupadas por lo que consideraban una extralimitación de las funciones de la FCC. Comparado con la actitud de sus colegas australianos, empeñados en la construcción de una infraestructura de proxies a nivel nacional para filtrar el acceso a Internet de toda la población (Great Firewall of Australia), la idea parece empezar a definir la diferencia entre países libres, que permiten a sus ciudadanos tomar decisiones sobre los contenidos que quieren o no quieren ver, y países que no lo son. Y define otra gran conclusión: el filtrado, en Internet, no funciona, porque el propio diseño de la red está hecho para evitarlo, y porque automáticamente, la idea de evitarlo se convierte en una especie de deporte nacional con grandes incentivos al éxito. Si no pretendes convertirte en un país como China, en el que la eficiencia del filtrado no se debe a la tecnología empleada sino a las penas que puede acarrear el intentar evitarlo, Internet seguirá siendo una red abierta en la que un bit es exactamente igual a otro bit, solo diferenciables por su cualidad de ser ceros o ser unos. Lo demás, son historias de quienes no entienden, ni posiblemente entiendan nunca, la naturaleza de la red.
En segundo lugar, que llama la atención que una de las últimas decisiones de Kevin Martin al mando de la FCC haya sido anunciar que para conseguir un mayor apoyo a la idea de los white spaces (la desregulación de zonas del espectro liberadas por el apagón analógico del próximo Febrero para la construcción de una red gratuita de ámbito nacional, aprobada finalmente el pasado 4 de Noviembre), abandonará la idea del filtrado: en principio, la construcción de dicha red estaba condicionada al filtrado de sus contenidos para eliminar de ellos la pornografía, algo que, lógicamente, encendió las iras de las organizaciones de consumidores, preocupadas por lo que consideraban una extralimitación de las funciones de la FCC. Comparado con la actitud de sus colegas australianos, empeñados en la construcción de una infraestructura de proxies a nivel nacional para filtrar el acceso a Internet de toda la población (Great Firewall of Australia), la idea parece empezar a definir la diferencia entre países libres, que permiten a sus ciudadanos tomar decisiones sobre los contenidos que quieren o no quieren ver, y países que no lo son. Y define otra gran conclusión: el filtrado, en Internet, no funciona, porque el propio diseño de la red está hecho para evitarlo, y porque automáticamente, la idea de evitarlo se convierte en una especie de deporte nacional con grandes incentivos al éxito. Si no pretendes convertirte en un país como China, en el que la eficiencia del filtrado no se debe a la tecnología empleada sino a las penas que puede acarrear el intentar evitarlo, Internet seguirá siendo una red abierta en la que un bit es exactamente igual a otro bit, solo diferenciables por su cualidad de ser ceros o ser unos. Lo demás, son historias de quienes no entienden, ni posiblemente entiendan nunca, la naturaleza de la red.
No se puede desconocer que internet ha sido una importante herramienta y un verdadero motor para fortalecer la economía y realizar también importantes innovaciones. La Nueva administración en EE.UU está preparando los esquemas para lo que va a ser el mayor empuje a la banda ancha de todos los tiempos: la llamada del Presidente, hecha en tono patriótico, ha empujado a los proveedores de acceso y de infraestructuras a una febril actividad de preparación. Operadores de cable, compañías telefónicas, proveedores de redes inalámbricas, fabricantes de equipos, todos parecen estar poniéndose las pilas para lo que va a ser sin duda una de las grandes apuestas personales del nevo Presidente: un país que pase del puesto 15 en el ranking mundial de penetración de banda ancha de la OCDE, al número 1. Todo vale: desde liberar los white spaces para su uso como red de acceso universal (aprobado por la FCC el pasado 4 de Noviembre), hasta poner conexiones en todas las escuelas, incluyendo los autobuses escolares y las zonas más rurales y teóricamente inaccesibles. El país entero se dispone a lanzarse a un programa de empuje de la banda ancha sin precedentes. (Fuente: Enrique Dans)
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