Su fin era demostrar que las personas no son cuidadosas con su privacidad: permiten que el resto vea sus perfiles y obtenga información privada tanto suya como de sus amigos. Y parece que tenía razón.
El ánimo de compartir experiencias en las redes sociales y estar en línea permanentemente, tienen a la red llena de información. Esta puede hacer que más de alguno se arrepienta de haberla subido. Los datos que se llevan a la web son como un tatuaje: no desaparecen nunca y en cualquier momento pueden ser usados en su contra.
¿Un ejemplo? A un psicoterapeuta canadiense se le cerraron (y para siempre) las puertas de Estados Unidos porque en internet había un artículo suyo de hacía 30 años en el que hablaba de su experimentación con LSD. También hay casos de personas que son despedidas de sus trabajos por fotos poco decorosas en Facebook, o por comentarios inapropiados en Twitter.
La desprotección que rige hoy en internet está provocando que surjan instancias para defender el honor de las personas.
En Estados Unidos, por ejemplo, existe el proyecto Reputation Defender www.reputationdefender.com ), que rastrea en la web las informaciones que ofendan a una persona, y se contacta con los sitios aludidos para pedirles que las retiren. Además, puede bombardear con información positiva de una persona y hacer que sus aspectos negativos sean difíciles de encontrar en una búsqueda de Google. Eso sí, el servicio es pagado y cuesta desde 14,95 dólares mensuales.
En Argentina también existe una campaña por la caducidad de la información en internet. Se llama "reinventando el olvido" (http ://por-el-olvido.wikispaces.com/ ) y busca que las informaciones de la web "tengan fecha de vencimiento, como la leche".
ResponsablesLos jóvenes de entre 18 y 29 años están más conscientes sobre qué compartir en sus perfiles online que las personas mayores, según una investigación del Pew Research Center (EE.UU.). Borran los posteos indeseados, sacan sus nombres de fotos que les parecen inadecuadas y ven con quién comparten tal información.
Fuente: El Mercurio
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