Ayer he visto una noticia que me ha llamado mucho la atención, el robo de cables de cobre tanto de electricidad como de telefonía. El gerente de comunicaciones de Telefónica señalaba que no se ha podido invertir en líneas telefónicas para personas de bajos recursos porque el monto de las reparaciones y renovaciones producto del robo de líneas asciende a más de 300.000. Este delito desde el año 2002 ha crecido en más de un 900%, claro el alto nivel del cobre hace muy tentador este tipo de delitos, con el respectivo riesgo que lleva incluso a la muerte.
Pero la tecnología debe dar respuesta a esas personas de bajos recursos que dentro de una ciudad como Santiago desea tener acceso a un teléfono, la alternativa me parece puede ser la red wimax. Donde un sistema de telefonía IP puede reemplazar la existencia de cables y dar lugar a un sistema de comunicaciones a inalámbrico para las personas, no suena una mala idea pero son los ingenieros los llamados a encontrar las facilidades técnicas de implementación y el derecho a dar el espacio necesario para su regulación.
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