El FATCA es Foreign Account Tax Compliance Act , El 1 de enero de 2014 entrará en vigor esta normativa promulgada en los EE. UU. y comúnmente conocida por el acrónimo FATCA. FATCA fue aprobada el 18 de marzo de 2010 bajo la Administración Obama como una sección de la Hiring Incentives to Restore Employment (HIRE) Act.
La finalidad de esta normativa es combatir una tipología de fraude fiscal que cada año supone una pérdida de recaudación para el Tesoro de los EE. UU. de 100.000 millones de dólares, aproximadamente. En concreto, FATCA persigue el fraude fiscal cometido por personas físicas residentes fiscales en EE. UU. que, con el fin de ocultar a la autoridad tributaria estadounidense, el Internal Revenue Service (IRS), determinados rendimientos derivados de inversiones en activos financieros, deciden obtenerlos a través de cuentas off-shore mantenidas con entidades financieras extranjeras. A estos efectos, conviene aclarar que la normativa fiscal de los EE. UU., considera residentes fiscales no sólo a las personas físicas que residen de forma permanente en territorio estadounidense, sino también a sus ciudadanos por el mero hecho de ser nacionales (y con independencia del lugar de su residencia habitual).
La ratio legis de la norma es encomiable, pero su alcance extraterritorial (aplica más allá de las fronteras de los EE. UU.), subjetivo (afecta a un amplio elenco de entidades financieras) y objetivo (impone gravosas obligaciones administrativas), ha propiciado severas críticas en los sectores en los que regirá.
En esencia, la comunidad financiera internacional reprocha al IRS la falta de proporcionalidad de una normativa que supone, de facto, una exportación de las obligaciones fiscales de los EE. UU. al resto del mundo y cuyas exigencias representarán un relevante coste económico para los intermediarios financieros extranjeros (posiblemente, más elevado que los propios ingresos tributarios que generará para el IRS).
Hasta la fecha, las objeciones presentadas al IRS por distintas asociaciones financieras internacionales han surtido efectos y se ha pospuesto la entrada en vigor de FATCA un año (inicialmente, prevista para el 1 de enero de 2013). Sin embargo, todo parece
indicar que no habrá nuevas prórrogas y, por tanto, las entidades financieras deben empezar a adaptar sus procesos internos a los nuevos retos que supone esta normativa, que no tiene precedentes.
Fuente: Uria.com
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