
La respuesta es que sí, al menos en buena parte. Hay que considerar que la mayoría de los gobiernos mundiales ya controlan, aunque no censuren, las comunicaciones electrónicas. Tal es el caso de España, en el marco europeo, no es una excepción y el registro de correos electrónicos –no su contenido–, o de llamadas de móvil, está regulado por ley. Los gobiernos en general desconfían mucho de la capacidad de autorregulación de internet. Hace tres semanas, la vicepresidenta de Google Nicole Wong dijo en una comparecencia ante un comité del Congreso de Estados Unidos que la censura en internet es "un problema creciente en todo el mundo". Según explicó, los regímenes represivos están creando herramientas avanzadas contra los disidentes, e incluso están compartiendo tácticas de censura entre ellos
La decisión de Google de cerrar su servidor en China, debido a la voluntad de sus responsables de no aplicar los filtros que exige Pekín, ha puesto en evidencia a los cibernautas del país asiático. Una gran mayoría asume con naturalidad la censura en la red, mientras que una minoría busca vías alternativas para seguir conectado a un sistema de búsqueda de información sin filtros.
El gran desafío de las Democracias es reconocer el derecho de los usuarios de internet para acceder a la información pero también a no ser censurados en el contenido al que se desea acceder. Cómo ha pasado el tiempo desde los inicios de la masividad de internet dónde los Estados no entendían este fenómeno y hoy quiere restringir cada vez más esta herramienta.
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